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Absceso dental o flemón: ¿cuál es su tratamiento?

El absceso dental, conocido popularmente como flemón, es una acumulación localizada de pus como consecuencia de una infección bacteriana. El origen de este problema acostumbra a situarse en la superficie de una pieza dental, pero, progresivamente, la infección penetra hasta la pulpa y la raíz. De esta manera, cuando esto sucede, se forma la acumulación de pus y una inflamación de los tejidos blandos, provocando molestias y dolor. En este sentido, es importante tener en cuenta que la infección debe tratarse para evitar su avance y, por lo tanto, la afectación de los tejidos y el hueso de soporte de los dientes afectados.

En este artículo, desde nuestra clínica dental en Sevilla, te explicamos cuáles son las causas y los síntomas más frecuentes de un flemón, así como cuáles son los tratamientos que llevamos a cabo para eliminar la infección.

Causas del absceso dental

El absceso dental siempre está asociado a la presencia de bacterias que penetran en el interior de una pieza dental.

Por lo tanto, las caries no tratadas, las enfermedades periodontales, es decir, la gingivitis y la periodontitis, y un fuerte traumatismo son el origen más habitual de un flemón.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?

La presencia de un absceso dental siempre está ligada al dolor y las molestias, pero, además, se deben tener en cuenta otra serie de síntomas muy frecuentes, tales como:

  • El dolor intenso y punzante que puede aparecer al morder, tocar la zona o incluso en reposo.
  • Inflamación de los tejidos blandos y de la zona de la cara en la que aparece.
  • Sensibilidad dental, especialmente al consumir productos o bebidas muy calientes o fríos.
  • Halitosis y mal sabor de boca.
  • Dificultades para masticar, comer e incluso para abrir la boca con normalidad.
  • Ennegrecimiento de la pieza dental afectada, en los casos en los que su pulpa se necrosa.

Tratamiento del absceso dental

La aparición de un flemón es una de las urgencias dentales más habituales, precisamente, por el dolor y las molestias que causa. Ante esta situación, se deben evitar los remedios caseros y la automedicación y, en todo caso, acudir a un profesional para que valore la situación.

En primer lugar, para eliminar la infección, el dentista prescribirá un tratamiento con antibióticos y antiinflamatorios. Posteriormente, se valorará si es necesario llevar a cabo un tratamiento adicional. En estos casos, por ejemplo, puede ser necesaria una endodoncia o tratamiento de los conductos radiculares de la pieza afectada para limpiarla, sellarla y reconstruirla.

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